Cuando un
bebé comienza a mostrar ansiedad, una de las primeras reacciones que los padres
tienen es hablar en voz baja con él para tranquilizarlo, sin embargo un nuevo
estudio, realizado en la Universidad de Montreal en Canadá, en el que
participaron 30 bebés de entre 6 y 9 meses de edad, encontró que cantar puede
resultar una estrategia mucho más efectiva para calmar al pequeño, ya que
aparentemente cuando los niños escuchan música permanecen calmados por más
tiempo que cuando escuchan simples palabras, aún en lenguaje infantil.
En el primer
experimento, mientras los bebés se encontraban tranquilos, los investigadores
realizaron tres diferentes acciones: hablar con ellos directamente utilizando
lenguaje adulto o infantil, utilizar grabaciones de gente hablando con
cualquiera de los dos mismos lenguajes y reproducirles grabaciones de canciones
de un cantante turco, al cual jamás habían escuchado, y otras cantadas en un
idioma que pudieran reconocer. Las grabaciones no se realizaron con las voces
de los padres de los bebés para evitar que influyeran en sus reacciones.
Mientras sus
padres permanecían en el mismo cuarto, pero sentados detrás de ellos para
evitar influenciar en sus reacciones, los bebés escucharon tanto la música como
las palabras habladas hasta el momento en que comenzaron a manifestar
intranquilidad a través de sus gestos, es decir, con expresiones que avisaban
que estaban a punto de llorar.
Los
resultados mostraron que cuando escuchaban la música turca, los niños
permanecían calmados por aproximadamente 9 minutos, mientras que solo
permanecían tranquilos durante aproximadamente 4 minutos cuando escuchaban
palabras habladas, independientemente de si estas eran con lenguaje infantil o
adulto.
Además de la
notoria diferencia entre la duración de la tranquilidad motivada por la música
y las palabras habladas, el hecho de que los bebés no realizaron una
diferenciación significativa entre el lenguaje infantil y el adulto sorprendió
a los investigadores ya que se podría suponer que el uso del lenguaje infantil
podría tranquilizar más a los infantes.
El segundo
experimento se realizó del mismo modo que el anterior, con otro grupo de bebés,
con la diferencia de que la canción de tipo infantil que escuchaban fue grabada
con la voz de su mamá cantando en francés, idioma con el que estaban
familiarizados los bebés.
Se encontró
que, de igual manera, los infantes permanecían tranquilos por más tiempo
mientras escuchaban las canciones a pesar de encontrarse en el salón de prueba
que es un ambiente vacío para ellos, sin juguetes, con paredes negras, luz
tenue y sin ningún tipo de estimulación, visual o táctil, de ninguna persona;
el simple sonido de la voz femenina cantando inhibió cualquier sentimiento de
angustia en los bebés.
Sin embargo,
a pesar de que las canciones empleadas en el segundo experimento eran cantadas
en un lenguaje familiar para los niños, no los mantuvieron tranquilos durante
tanto tiempo como en el caso de la música turca, las canciones en francés los
mantuvieron serenos por cerca de 6 minutos y, como ya comentamos, las canciones
turcas por aproximadamente 9 minutos.
De acuerdo con los
investigadores lo anterior indica que es el ritmo de la canción el que atrae a
los bebés y no tanto las palabras en ellas.
En conclusión,
las investigaciones muestran la importancia que la música, especialmente las
canciones infantiles, representan para los niños y su tranquilidad, muchas
madres podrán aprovechar los beneficios emocionales respecto a sus bebés si
procuran cantarles de manera periódica.
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